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Se busca arquitecto, ojalá sin título
Mirar donde nadie más busca puede ser una fuente de riquezas.

¿Conoces a Frank Lloyd Wright?
Si no te suena, quizás sí lo hace uno de sus edificios. Es considerado uno de los arquitectos más influyentes del siglo XX. Construyó desde casas a iglesias y hasta museos como el Guggenheim (ver foto más arriba).
Su vida fue bastante polémica y al menos yo no querría imitarla.
Pero quizás lo más impactante de todo es que Frank cambió los paradigmas de la arquitectura, y lo hizo todo sin estudiar arquitectura. Al menos formalmente en la Universidad. Si bien asistió a la Universidad de Wisconsin (por admisión especial), no terminó sus estudios y luego empezó a trabajar en la firma de arquitectura llamada Silsbee donde ejercería como dibujante.
Lloyd Wright luego seguiría creciendo hasta independizarse y llegar a construir edificios revolucionarios. Sus principios eran simples, pero quizás la educación formal le hubiera impedido llegar a convertirse en una leyenda.
¿Pero por qué estoy escribiendo de un arquitecto?
A medida que escuchaba la historia de Frank Lloyd Wright solo pensaba que es imposible que esto hubiese ocurrido en Chile.
Dado que Wright no estudió “donde” había que estudiar ni “lo” que tenía que estudiar, una “carrera de arquitecto” hubiese sido imposible. Las barreras que le hubieran puesto a no tener los estudios y la certificación hubiesen bloqueado su ascenso a la fama.
Y en esto hay algo que viene de la personalidad de Frank Lloyd Wright. Él quería crear una “arquitectura americana”, algo que, en su opinión, no existía.
Para lograr algo así, subir los peldaños de una carrera siempre era un camino imposible. Cuando uno tiene estudios formales, los frameworks (estructuras mentales) establecen fronteras a lo que se permite o no permite.

Pero… ¿a qué voy con la rebeldía de Frank Lloyd Wright?
Si bien no quiero desacreditar completamente el sistema universitario, quiero criticar la mirada social que denomino credencialitis.
La credencialitis la defino como la excesiva importancia que se le da a instituciones a nivel de status. Esta se observa tanto en la forma de seleccionar personal donde reclutadores filtran de forma automática por el ranking de prestigio hasta comentarios comunes de sobremesa, “¿pero acaso no crees en la opinión de NN?, ¡pero si tiene un doctorado en Yale!“
Lo mismo pasa con el periodismo. “Esta persona lo dijo en [inserte diario aquí], tiene que ser cierto“. Acá entra a colación un dicho: “mientras más sabes de un tema, más te das cuenta lo poco que entiende el periodista del mismo tema.”
Al final, depender de reputaciones externas viene de un problema real: es difícil saber cuánto sabe una persona de un tema. En la “economía del conocimiento” es una realidad, y al no poder estimar de forma fácil, nos vemos obligados a depender de parámetros externos como títulos y universidades.

Pero, ¿qué pasa cuando esa torre de marfil en la que se sostienen las universidades se empieza a derrumbar? ¿Y si el conocimiento está disponible en fuentes públicas, no conviene estudiar de distintas formas? ¿Y si la Inteligencia Artificial nos permite tener tutores y aprender de forma personalizada?
Internet y las redes sociales han logrado disminuir las barreras a mostrar el propio trabajo, sea a través de mecanismos o compartiendo las ideas y discutiéndolas. Quizás no está de más empezar a cuestionar otras instituciones que gozan de un prestigio institucional que quizás ni cuestionamos.
Pero Francisco, vuelve al tema de time2build…¿por qué me debiera importar el poder desproporcionado que se le dan a instituciones establecidas?
Perdón por demorar el punto:
Esto es una oportunidad única. El buscar en el lugar donde se pasa por alto se pueden encontrar talento inesperado. Quizás habrá que tener alguna conversación incómoda, pero puede entregar formas de encontrar tesoros escondidos.
Warren Buffett se hizo millonario en base a un concepto similar, comprando negocios de calidad a precios convenientes. Ellos mismos aplicaron en Berkshire esta misma filosofía, contratando no por títulos sino por talento subyacente.
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Referencias para este artículo: